Mendoza Diario

El balotaje y la salud democrática.

En pocos días los argentinos vamos nuevamente a las urnas para definir mediante el “balotaje”, y se pondrá a prueba la salud democrática
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Ningún candidato presidencial logró la mayoría, para acceder a la presidencia. En pocos días los argentinos vamos nuevamente a las urnas para definir mediante el “balotaje” o “segunda vuelta” un nuevo presidente.

Los argentinos deberán optar entre los dos candidatos más votados de las elecciones generales del pasado 22 de octubre. La suma de sus adhesiones representa el 50% de los empadronados y dos tercios de los votos válidos.

De esta forma un 50% de los argentinos habilitados para votar deberán elegir por una opción, Sergio Massa o Javier Milei, que rechazaron tanto en las elecciones paso como en las elecciones generales, el sistema electoral le dará una mayoría artificial al próximo presidente.

Se argumenta que esto refuerza la gobernabilidad pues le daría un respaldo necesario para el comienzo de la gestión, pero al mismo tiempo descarta la necesidad y el esfuerzo de ese mandatario por ganarse ese respaldo y autoridad frente al electorado que no lo eligieron en primeras instancias.

El sistema parece estar más diseñado en función de las necesidades de los políticos que de ejercer una presión positiva para que estos den respuesta a los ciudadanos. Resulta una suerte de extorsión electoral, pues obliga a elegir por variantes que no fueron elegidas previamente, donde no gana el que más adhesiones tiene, si no quien menos rechazos cosecha.

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¿Entre quiénes elegir?

Es verdad que el debate político está marcado por una visión descreída y más cercana al “que se vayan todos”, que a los grandes actos del pasado, donde miles asistían a escuchar sus candidatos. Es justamente este aspecto el que ha sabido explotar muy bien el líder derechista Javier Milei.

Una gran incógnita es si tiene los recursos políticos para avanzar en su plataforma de gobierno. El acuerdo con Macri-Bulrrich significó relegar aspectos relevantes de su programa. Por otro lado es blanco de ataque de sectores empresariales de peso, como la asociación de bancos. Los actores centrales del mercado rechazan la presidencia de un “talibán” del libre mercado.

En cuanto al Ministro Sergio Massa, virtualmente presidente, no ha logrado controlar siquiera mínimamente la inflación, la presión cambiaria y la crisis de importaciones es un fantasma que se menea al ritmo de la sequía de reservas. Massa se ganó el apoyo de lo más encumbrado del empresariado y el visto bueno del FMI, que recientemente le habilitó el pago de deuda con el swap chino. Massa ha hecho suya la idea de un gobierno de unidad nacional, como reclama el FMI para avanzar en reformas como la laboral, previsional y un recorte aún más marcado en el gasto fiscal que atiende a la asistencia social, salud y educación.

A diferencia de  Javier Milei cuenta con el respaldo de diversas organizaciones como la CGT y los movimientos piqueteros que le garantizan la paz social, necesaria para sus objetivos.

Muchas elecciones, pocos votos y muchas urgencias

Como no ocurría hace mucho tiempo, el resultado del balotaje navega en los mares de la incertidumbre. Las encuestas han dejado de ser una referencia, no miden el estado de ánimo de las mayorías populares, mucho menos su comportamiento electoral dominado por el hastío, descontento y sobre todo la desesperación por un futuro bastante difuso pero oscuro.

El balotaje va a definir un nuevo presidente, pero el destino de nuestro país requiere mucho más que una elección, más cuando se trata de crear una mayoría artificial.

Los argentinos vamos a las urnas nuevamente, para algunos mendocinos será la séptima vez en el año. 

Más que la fiesta de la democracia parece que estamos en la resaca del día siguiente.

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