Mendoza Diario

Zelenski está perdiendo la guerra en la retaguardia

Ucrania no tiene condiciones militares, económicas ni políticas para sostener una guerra si no es a costa de un enorme sacrificio de la población.
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Durante las últimas semanas las tropas rusas han avanzado en decenas de pueblos y aldeas. Estos progresos no representan conquistas de grandes ciudades, pero sí una nueva configuración del tablero táctico de la guerra.

Los progresos rusos no son el resultado de una ofensiva del Kremlin, son el resultado del desmoronamiento del frente Ucraniano. Las denuncias de corrupción, la escasez de sumistristos, la mala gestión y tácticas tiene como resultado la pérdida de miles de vidas, sobre todo de los soldados en el frente. Las deserciones se generalizan, aunque no está clara su magnitud.

En varias ciudades y pueblos las tropas rusas no encontraron resistencia y por eso la rapidez en ocuparlas. Las tropas rusas ya superaron la primera línea de defensas Ucraniana, están sobre la segunda, que parece desmoronarse. En algunos sectores de la primera línea ya progresaron más allá de los límites que habían alcanzado al comienzo de la guerra en 2022.

Entre Putin y el pueblo Ucraniano

En las últimas semanas se ha evidenciado una caída de la imagen del presidente Zelenki. Los casos de corrupción y manejos discrecionales de fondos recolectados para la causa ucraniana son un punto fuerte de las críticas. Más aún para un presidente que tiene vencido el mandato hace mucho y no muestra mayor progreso que una actuación berreta en ropa militar.

La efervescencia nacionalista se disipa tan rápido como las familias naturalizan recibir a sus padres e hijos en bolsas de nylon.

En las grandes ciudades se comienza a ver una reacción de los sectores sociales más castigados, movilizaciones con demandas populares como trabajo, alimento y condiciones de trabajo, la atención sanitaria y una de las más sentidas: el fin del alistamiento forzoso.

Madura entre la población ucraniana la idea de aceptar una rendición como costo para la paz y terminar con la picadora de carne en la que se ha transformado Ucrania.

A esta altura está más que claro que la guerra solo continúa por intereses ajenos a los países en disputa. Como publicó en su momento un prestigioso periódico británico, fue el veto de Gran Bretaña el que impidió el alto el fuego y el fin de la guerra. Ahora las condiciones han cambiado, la debilidad Ucraniana es evidente y el reforzamiento de las aspiraciones del dominio regional de Rusia se refuerza.

Perdiendo amigos

La renuncia de Biden a la candidatura presidencial demócrata convierte a lo que queda de su mandato en un gobierno virtualmente técnico. Al retirarse anticipadamente, está claro que Joe Biden no es quien toma las decisiones, ni siquiera formalmente.

Esta novedad ha colocado a Donald Trump con un pie en la Casa Blanca. Solo errores groseros de este, y la esperanza en un milagro, pueden animar alguna expectativa en el búnker demócrata. La suerte parece echada.

Las rimbombantes declaraciones de Trump son tomadas con seriedad y mucha preocupación en Kiev. Trump privilegia el “interés americano” y no esta dispuesto a mantener el drenaje de recursos como venía haciéndolo, más cuando la mayoría de los países europeos no está gastando el % del PBI que acordó la alianza.

Ucrania no tiene condiciones militares, económicas ni políticas para sostener una guerra si no es a costa de un enorme sacrificio de la población.

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