La apertura de las sesiones ordinarias del Congreso Nacional dejó expuestas las tensiones entre el gobierno de Javier Milei y los sectores opositores. En un recinto con notable ausencia de legisladores y en un contexto de descontento social, el presidente intentó reafirmar su rumbo económico y político, pero se encontró con un repudio contundente en las calles y las redes sociales. La izquierda, encabezada por el Frente de Izquierda y los Trabajadores-Unidad (FIT-U), no solo denunció la gestión de Milei como un gobierno de ajuste y represión, sino que también destacó la inconsistencia de su discurso y su política abiertamente antipopular.
Eduardo Salas, en su análisis sobre la jornada, subrayó que el principal pedido del presidente fue el aval del Congreso para un acuerdo con el FMI, lo que contrasta con su retórica previa de independencia y autosuficiencia en la negociación de la deuda externa. «El FMI exige un aval político de la oposición para cualquier acuerdo, pero la precariedad de la política económica del gobierno es cada vez más evidente y puede colapsar antes de lo esperado», sostuvo Salas. Mientras Milei intenta mantener el apoyo de los mercados financieros, los bonos argentinos continúan en caída y el riesgo país se dispara, señales de una incertidumbre creciente sobre el futuro económico.
La Izquierda Diario también destacó el clima tenso que rodeó la presentación presidencial. Con un discurso apagado y sin grandes definiciones, Milei se limitó a reafirmar su política de ajuste y privatizaciones, al tiempo que se producía una fuerte represión contra manifestantes y restricciones a la prensa. «El recinto tenía más de la mitad de sus bancas vacías por la ausencia deliberada de varios legisladores. ‘Milei estafa y despide’ fue el cartel que estampó la izquierda», reportó el medio.
Rechazo en todos los frentes.
El rechazo al gobierno se hizo sentir en las calles, donde se multiplicaron los cacerolazos en distintos barrios de la Ciudad de Buenos Aires y el conurbano bonaerense. Al mismo tiempo, en la red social X, referentes de la izquierda expresaron su repudio. Gabriel Solano fue contundente: «Un gobierno que ajusta, hambrea y estafa a su pueblo se tiene que ir #FueraMilei. VACIAR es CERRAR. El Bonaparte no se cierra». Vanina Biasi denunció la censura a los periodistas dentro del Congreso: «Martín Menem debe explicar ya mismo quién dio la orden de detener a los periodistas acreditados en el Congreso, un acto de censura que incluyó el impedimento físico para que pudieran trasladarse dentro del palacio. Esto no puede dejarse pasar». Por su parte, Nicolás del Caño resaltó la naturaleza autoritaria del gobierno: «#MileiEstafador hablará en un recinto semi vacío, con censura a periodistas y reporteros gráficos. Así es el gobierno autoritario que gobierna por decreto y reprimiendo a los que reclaman contra sus políticas de ajuste contra todo el pueblo».
El operativo de seguridad también fue motivo de críticas, con denuncias sobre excesos en la represión y restricciones a la prensa. Se buscó evitar que los medios registraran el clima de vacío en el Congreso. La decisión de la izquierda de no asistir a la sesión fue una clara muestra de su rechazo a la puesta en escena presidencial, dejando carteles en sus bancas con consignas contra el ajuste y la estafa a los trabajadores.
La izquierda mostró su rechazo a Milei. Se postula como la referencia política del descontento social creciente, expresado en las calles y las redes.