El gobernador Alfredo Cornejo volvió a tomar posición con firmeza frente al caso del concejal de Guaymallén, Miqueas Burgoa, quien fue detenido días atrás por conducir alcoholizado. En declaraciones recientes, Cornejo subió el tono y fue directo: “No se puede representar al pueblo con una conducta así”. El mensaje, sin ambigüedades, busca sostener un estándar ético en el ejercicio de la función pública.

“Hay una falta de ética en mantenerse en el cargo, después de haber cometido una falta grave. No hay que mirar para el costado”, remarcó el mandatario provincial. El pedido de renuncia, que había sido adelantado por el intendente de Guaymallén, Marcos Calvente, ahora cuenta con el respaldo explícito de Cornejo, quien considera que la situación afecta la imagen institucional del municipio.

Cornejo, incluso, fue más allá al afirmar que no deberían hacer falta presiones ni procedimientos institucionales para que un funcionario tome una decisión personal que, a su entender, es evidente: “Cualquier persona sensata, con un poco de sentido común y autocrítica, debería dar un paso al costado”.

Las declaraciones del gobernador se dan en un clima de creciente tensión dentro del Concejo Deliberante de Guaymallén, donde aún no se ha resuelto el futuro de Burgoa. Pese al escándalo y las manifestaciones públicas, el edil no ha presentado su renuncia, generando un malestar que ya traspasa el plano local.

Con estas palabras, Alfredo Cornejo deja en claro que no tolerará zonas grises en materia de ética pública. Y al hacerlo, sienta una postura que interpela no solo a Burgoa, sino a todo el arco político mendocino.