Este año la provincia debe afrontar pagos de deuda por U$S 128,4 millones, entre amortización e intereses, con vencimientos significativos en marzo y septiembre.
La provincia cuenta con el aval legislativo para refinanciar la amortización de la deuda en dólares, pero aún espera las autorizaciones nacionales necesarias para concretar el roll over. Sin esta luz verde de Nación, la provincia enfrenta el escenario de pagar con recursos propios, afectando otras partidas, o caer en incumplimiento, algo que claramente no es opción para la administración de Alfredo Cornejo.
La deuda en pesos, aunque menor en volumen, también es un factor a considerar: $49.111 millones de pesos deben ser cancelados este año.
La deuda total de la provincia se ubica levemente por arriba de los U$S 620 millones, en un 89% en dólares y lo restante en pesos.
Si bien hoy la deuda se encuentra “controlada” no es para descuidarse. Esto por el alto nivel de endeudamiento en moneda extranjera, en un contexto de alta volatilidad del tipo de cambio. Algo que caracteriza la economía argentina en el último periodo.
Pragmatismo financiero.
El gobierno de Alfredo Cornejo sostiene que la gestión de la deuda ha sido responsable. Desde la administración provincial destacan que se ha reducido el stock de deuda, que la estrategia de refinanciación busca garantizar estabilidad y que la prioridad es mejorar las condiciones de pago. Para la gestión actual, el endeudamiento es una herramienta de desarrollo, y las críticas son meras posturas políticas.
En esta línea, el ministro de Hacienda, Víctor Fayad, ha remarcado que sólo se firmarán acuerdos «beneficiosos» que impliquen mejores condiciones para Mendoza.
Esta visión comparte el Consejo Empresario Mendocino (CEM), que nuclea al establishment de provincia, y que destacó el plan de ajuste fiscal de Cornejo en un documento sobre la deuda pública y su impacto en la década 2014-2024.
«La deuda pública provincial es sostenible, pues la dinámica y razonabilidad de la política fiscal actual permite afrontar los pagos de los servicios de deuda sin sobresaltos. Hoy la deuda pública es significativamente más baja que años atrás y, además, la Provincia tiene calzados en dólares los pagos del bono Mendoza 2029», reseña el texto de la CEM.
Cuestionamientos.
Pese a la aparente solidez en números y argumentos del oficialismo existen visiones críticas del tema.
Concretamente señalan que el problema no es sólo el stock de deuda, sino el flujo de pagos: “la provincia ha tenido que ajustar otros sectores para poder cumplir con los compromisos asumidos” señala Nicolas Aroma, del Centro de Economía y Finanzas Mendoza.
Esta visión de la política de endeudamiento provincial apunta a las consecuencias sociales y económicas del ajuste. Según informes económicos, la participación de los salarios en el presupuesto cayó drásticamente: del 62,3% de los ingresos totales en 2015 al 36,5% en 2024. La obra pública, históricamente un motor de la economía local, también se ha visto afectada.
El problema no es sólo la deuda en sí, sino su impacto en la economía mendocina. «Si comparamos la inversión en obra pública con el pago de intereses de la deuda, es evidente que los recursos se están destinando a los acreedores en lugar de a la infraestructura o los salarios», afirma Aroma. De esta forma se infiere que la variable de ajuste son los salarios de los docentes y trabajadores de la salud, así como el gasto de las prestaciones del estado.
¿Deuda para que?
Está claro que el endeudamiento en sí mismo no nos dice nada, el problema central es para que se toma deuda y si esos recursos son invertidos en aspectos que generen las condiciones para el pago de la deuda. Es decir si tiene un carácter productivo, de desarrollo. En este punto la economía mendocina no arranca.
Para la oposición, el endeudamiento masivo iniciado en 2016 durante la primera gobernación de Cornejo hipotecó el futuro de la provincia y obligó a un ajuste permanente. Para el oficialismo, la deuda es una herramienta de gestión que debe ser utilizada con inteligencia.
En este cuadro la renegociación de la deuda es apenas un parche en un problema de fondo. La pregunta que queda en el aire es: ¿cuánto más podrá Mendoza seguir pateando la pelota antes de que el ajuste golpee con mayor fuerza?