Mendoza Diario

“Cariño malo”: amor, erotismo y denuncia en una obra escrita y actuada por mujeres

Poesía y teatro; denuncia, erotismo y amor son la base que hacen a “Cariño malo” que se estrena este 4 de noviembre en el Teatro Las Sillas. Es una obra que hace “visibles las imágenes y audibles las voces de las mujeres que resisten todas las fuerzas negadoras” según las palabras de las protagonistas. 

Poesía y teatro; denuncia, erotismo y amor son la base que hacen a “Cariño malo” que se estrena este 4 de noviembre en el Teatro Las Sillas. Es una obra que hace “visibles las imágenes y audibles las voces de las mujeres que resisten todas las fuerzas negadoras” según las palabras de las protagonistas. 

Este sábado se realizará la primera de las tres funciones que tienen programadas (4,11 y 18 de noviembre) y que esperan a la comunidad para participar de la experiencia teatral. 

Escrita y protagonizada por Melissa Carrasco y Sandra Flores Ruminot, dirigida por Nicolás Perrone la obra trata de  “dos mujeres, dos cuerpos atravesados por la historia de las mujeres, hablan con el lenguaje de la poesía y dan testimonio de las heridas y las fuerzas comunes. El dolor, la violencia sobre el cuerpo y la ausencia de la compañera, se tensan en una trama de denuncia e imágenes de lo indecible. El deseo y placer se imprimen sobre la piel que se expande para alcanzar la vida a través del erotismo. El cuestionamiento del amor se transmuta en su reinvención por medio de la fuerza afirmativa del cuerpo libre”, apunta la sinopsis.

Cariño malo” se construye a partir del mundo literario de la poeta Melissa Carrasco y de la escritora, docente y actriz, Sandra Flores Ruminot, referentes de la escena independiente de las letras en Mendoza.

Así estas artistas también se colocan como protagonistas de su obra en la que intervienen bajo la dirección escénica de Perrone. 

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«Cariño malo” cuenta con el apoyo del Fondo Provincial de la Cultura y es parte de una línea estética que se desliza en lo que se llamaría arte de género o arte feminista. Aún reconociéndose dentro de esta corriente la obra reivindica una identidad propia,  vinculada a una dramaturgia fragmentaria donde la poesía aparece como herramienta en sí y se comparte con el teatro.

 “La obra tiene una sensibilidad muy delicada. Hemos cuidado esos detalles para que la puesta en escena, el ritmo y las imágenes hagan un juego de contraste con los textos que, muchas veces, están cargados de un contenido muy intenso. En este sentido, la obra esquiva una postura panfletaria, pero no deja de asumir un posicionamiento político. En este caso, ese posicionamiento tiene que ver con la construcción de un mundo (que es cada escena), en el cual la violencia se denuncia a través de la metáfora y las imágenes sugerentes, bellas y a veces siniestras. Ese mundo que intentamos construir muestra una cara de esperanza, sin caer en la ingenuidad” contó el director de la obra.

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