Mendoza Diario

Elección presidencial: ¿Cuánto cambiará en una semana? 

Se suele decir que es la decisión que define el futuro de los argentinos. en esta ocasión es una afirmación que plantea más dudas que certezas.
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En una semana el país irá a las urnas para definir, posiblemente si no hay ballotage, quién será el nuevo presidente.

Se suele decir que es la decisión que define el futuro de los argentinos. en esta ocasión es una afirmación que plantea más dudas que certezas.

En un cuadro económico y social inestablemente crítico la disputa parece centrarse en el ministro presidente Sergio Massa y el outsider Javier Milei. Las encuestas se encuentran para todo los gustos pero el resultado es incierto, medir la intención de voto del electorado parece más una acción lúdica que un estudio científico.

No es para menos, las grandes mayorías no encuentran respuestas a sus problemas inmediatos y los sectores determinantes de la economía no obtienen las garantías que reclaman. Ningún candidato ha dado respuestas precisas, es que no lo pueden hacer.

Argentina parece transitar los primeros pasos de una hiperinflación acompañada con fuertes síntomas de recesión. La inflación que bordea una hiper, se combina con la caída, segura a esta altura, del PBI en más de 2,5%. El descontrol de precios en la góndolas y la paralización de ramas enteras de actividad son los síntomas inocultables de esta situación.

El gobierno aceleró la impresión de pesos potenciando aún más la escalada de los dólares alternativos y de los futuros, al mismo tiempo que utiliza recursos del central, que ya está en negativo, para intervenir en los dólares financieros. Está utilizando los encajes bancarios y agita los fantasmas del 2001.

La rentabilidad de pequeños y medianos comerciantes retrocede, amenazando con quiebras generalizadas. Con salarios destruidos por la inflación la amenaza de despidos y suspensiones está a la orden del día.

Un sector importante del capital internacional reclama la necesidad de que argentina marche a un nuevo default, así lo reflejó un prestigioso periódico especializado en economía británico. La base del reclamo es la necesidad de licuar deudas para hacer frente a la bomba atómica que representa el enorme endeudamiento en pesos concentrado en las Leliq, algo que se acercará más al plan de Libertario para dolarizar la economía, la cual virtualmente ya está condicionada por la moneda norteamericana.

El camino de “que estalle todo” para reorganizar el sistema económico argentino se asemeja más a una arriesgada aventura que a un plan. ¿Es posible pedirle más sacrificio al ciudadano de a pie en nombre de una mejoría, en algunos casos a 30 años?

El mercado ha tomado nota de los problemas que enfrentará el próximo presidente y ha procedido a buscar cobertura en dólares o directamente a fugar capitales. “Que el último apague la luz” parece ser el secreto a voces que recorre los pasillos de Sarmiento 310 en CABA.

La accidentada historia política de nuestro país nunca tuvo una elección presidencial con las expectativas tan bajas. La elección no parece tener la trascendencia que se le hacha en los círculos políticos y es entendible por que la vida de las familias argentinas se desarrolla en un día a día de que no encuentra respuesta a las necesidades crecientes y la caída parece no tener fondo.

Los argentinos vamos a las urnas sabiendo que se acerca una noche intensa.

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