El estudio impulsado por el Departamento de Geografía de la Facultad de Filosofía y Letras (FFL) de la Universidad Nacional de Cuyo (UNCuyo) llevó a cabo el informe «Impactos del uso de agroquímicos en la salud», dirigido por la geógrafa, investigadora y docente de la FFL Carolina Beceyro en donde se concluye que casi el 97% de los productores de hortalizas utilizan agroquímicos peligrosos.
El estudio se basó en las estadísticas oficiales de Salud del gobierno de Mendoza sobre intoxicaciones por plaguicidas, con un trabajo en el terreno con entrevistas y encuestas a productores de hortalizas en el cinturón verde que rodea la Capital provincial.
Una de las principales conclusiones que surgieron fue que el 96,6% de quienes cultivan en esa zona productiva del Gran Mendoza utiliza en forma frecuente agroquímicos peligrosos, mientras que 64% declaró haberse intoxicado mientras fumigaba. Otro resultado alarmante es que el 83% de las personas encuestadas dijo saber que los agroquímicos pueden ser peligrosos para la salud, pero sólo el 33,9% utiliza elementos de protección y el 16,9% expresó que se coloca mascarilla o guantes “a veces”.
El equipo de trabajo, en el que participó Graciela Parra como codirectora y un grupo de estudiantes avanzados, analizó primero los datos estadísticos disponibles, que en el caso de las intoxicaciones por plaguicidas son eventos de notificación obligatoria. Estudiaron información proveniente de dos fuentes: hospitales y centros de salud públicos, en el período 1993-2018, y los disponibles en el Centro de Información Toxicológica de Mendoza, desde 2012 hasta la actualidad.
Beceyro explicó que el análisis de esas estadísticas y su ubicación espacial permitió responder parte de la pregunta inicial: que efectivamente se utilizan agroquímicos y que se registran intoxicaciones por esa causa en distintas zonas de Mendoza. Es decir, que existen problemas de salud derivados de su utilización, aunque para comprobar inconvenientes a largo plazo advirtió que sería necesario realizar otro tipo de investigación.
En el trabajo se destacó que la zona presenta cambios en los usos del suelo, por el avance de la urbanización sobre tierras productivas. Además, se detalló que la mayoría de consultados realiza una agricultura de manejo convencional, con bajo nivel de tecnificación.
Una vez concluido el trabajo de campo, que se concretó con cierta dificultad debido a las restricciones por la pandemia y al temor que expresaron los entrevistados para responder algunas de las preguntas, el equipo determinó las conclusiones: el 96,6 % de las personas aseguró que utiliza agroquímicos (insecticidas, herbicidas y funguicidas), al tiempo que expresaron que con los años necesitan mayor cantidad, porque “no hacen efecto”.
En cuanto a los agroquímicos que mencionaron fueron de distintos niveles de peligrosidad. En las conclusiones, el equipo enumeró tres considerados “de banda roja” por su alta toxicidad (abamectina, carbofurano y aldicarb), otros de “banda amarilla” (clorpirifos, imidacloprid, lambda cyhalotrina, pendimetalina, paraquat, clorfenapir, entre otros), además del glifosato.
El informe de la investigación fue publicado en la página Unidiversidad dependiente de la UNCuyo en Mendoza.