La principal sorpresa de las elecciones generales fue sin duda el vertiginoso crecimiento del candidato de la Unión por la Patria, Sergio Massa. Pero ¿en qué radica este suceso?. Algo que pocos parecen poder contestar, más si no se tiene una visión panorámica de la situación política.
Algo que pocos le reconocen al candidato es la capacidad que logró para correr de la campaña al tándem gobernante Alberto Fernandez y Cristina Kirchner; incluso es algo que aclaró en su discurso el pasado domingo donde dijo que “este no era su gobierno”. Si bien esto es señalado por la oposición, y con mucho tino, por el intento de desligarse de los desmanejos que viene sufriendo la economía, con una inflación imparable y una devaluación que presiona con fuerza, lo cierto es que no tener que cargar con estas figuras de fuerte imagen negativa le ha dado un plus.
Pero lo que sin duda logró su salto en términos electorales es la respuesta al “voto bronca” que se viabilizó con fuerza a través de Javier Milei con una “campaña del miedo”. Es este su eje principal que logró alarmar a la población de muchas de las propuestas centrales del candidato de la Libertad Avanza (venta de armas, venta de órganos, privatizaciones de salud y educación, entre otras) y el riesgo de dar un salto al vacío. Con este gancho logró atraer a una importante porción de la población que no lo había elegido como opción (21%) en las PASO pero que casi lo consagra ganador en primera vuelta (le faltaron poco más de 3 puntos). Esta campaña logró desde el primer momento instalar una “pseudo” polarización, que le permitió a Massa atraer la atención de los votantes que se quedaron sin referencia, como los de Horacio R. Larreta, y se graficó en la imposibilidad de crecer de Patricia Bullrich. Pero también lo dejó preso de la campaña a Milei que tuvo que salir a aclarar cosas y mostrarse moderado, cosa que tampoco le alcanzó y sacó (aunque milésimas) menos porcentaje que en las PASO (29,98%).
Por último y no menos importante está su llamado a todas las fuerzas políticas de un gobierno de unidad nacional. Esto tuvo claramente repercusiones en sectores empresariales, ya que la última semana previa a las generales con un dólar blue empezaba a recalentarse fue a bajar de golpe y portales que suelen ser parámetros para ver valores de esta divisa paralela como el Cronista mostraron caídas del paralelo de más de $100, al tiempo que se perseguía a quienes operan en las cuevas. Esto sumado al “plan platita” del que muchos líderes de la oposición e incluso empresarios despotricaron hoy, de nuevo con tino por sus consecuencias hacia adelante, tuvo un claro impacto en los bolsillos de las familias más desfavorecidas (DEIE) reactivando la posibilidad de adquirir bienes, mercaderías, y mantener la economía a flote hasta las elecciones. Otro tanto hizo con sectores económicos que se dedican a la exportación, reconociendo las cotizaciones del dólar en función de sus necesidades (Página 12). Por verse quedará que consecuencias trae todo esto pero sin lugar a duda tuvo su efecto electoral.
Son tres semanas las que faltan para el balotaje que pondrá al nuevo presidente y la caza de votantes del nuevo electorado que quedó huérfano ya arrancó con todo, en el foco queda si la campaña que trajo en marcha hasta ahora Massa alcanza para seguir en su línea creciente o si encuentra un techo y empareja Milei, lo pondrá en evidencia el correr de los días.
